Por Mildred Largaespada
El diálogo no será el miércoles. El diálogo está siendo -gerundio, de acción- desde aquella primera protesta que fue contestada con represión. Desde Abril del año pasado estamos dialogando, mal, en Nicaragua. Mal y en distintos idiomas: la gente usó palabras y Ortega contestó con balas. La crisis empezó por un diálogo truncado.
«La política es un asunto de palabras», estableció Doris Graber, y es una definición en Comunicación Política que orienta muchos análisis entre académicos. Por eso se puede decir que al no usar palabras fue Ortega quien huyó de la política, no la sociedad nicaragüense. Y que al usar las balas para reprimir fue la Política quien le abandonó, dejándole sin el traje de estadista.
Ahora vuelve la política a usar palabras, en esta nueva etapa del diálogo entre el régimen de Ortega y la sociedad nicaragüense. Es un nuevo escenario, un tiempo distinto. ¿Qué podemos esperar?