Mildred Largaespada

«La armonía de mi pueblo» hecha añicos

In Arte, Centroamérica, Comunicación, Cultura, Educación, Política on 3 enero, 2012 at 10:04 am

Mural con azulejos del artista salvadoreño Fernando Llort, que adornaba la fachada de la Catedral metropolitana de El Salvador. (Hace unos días). (https://www.facebook.com/Indignadosporelmural)

Lo que van a leer les provocará dolor…

Así lucía la fachada de la Catedral de San Salvador (foto de arriba) hace unos días, adornada por el majestuoso mural del artista salvadoreño Fernando Llort, mundialmente conocido por su estilo primitivista, y que elaboró después de los acuerdos que consiguieron terminar la guerra y empezar el periodo de paz en El Salvador, y que nombró “La armonía de mi pueblo”.

Y al finalizar el año 2011, esa obra que ya era cuerpo y sangre con el edifico de la Catedral y cuyo simbolismo había permeado en el imaginario y la narración colectiva de este pueblo y de todas las personas que visitaron Catedral -fenómeno que muy pocas obras de arte consiguen provocar-, quedó así:

Mural hecho añicos del artista salvadoreño Fernando Llort, que adornaba la Catedral de San Salvador. (Foto prestada de Indignados por el mural: https://www.facebook.com/Indignadosporelmural)

Eso que ven es el mural hecho pedacitos, azulejos tuqueados,  cincel a cincel, golpe a golpe, sin versos, el mural ¿y todo lo que representa? se ordenó destruir por las autoridades de la Catedral.

Y también quedó así:

Un trabajador echa los restos rotos de la obra de arte a un contenedor de basura. (Foto prestada de Indignados por el mural: https://www.facebook.com/Indignadosporelmural)

¿Cómo es posible? ¿En qué cabeza cabe esta macabra idea? ¿Qué demonio poseyó a quienes decidieron esto? ¿Cómo se les ocurrió este atentado contra la autoestima de las y los salvadoreños, la historia de este país, el arte…?

Las preguntas se acumulan desde el primer día, y en busca de respuestas llegan las críticas a las autoridades eclesiales, blanco fácil en estos momentos, a Monseñor Leopoldo Escobar Alas, los razonamientos, la necesidad de una explicación, de un consuelo…

Arden las salvadoreñas y los salvadoreños comentando en las redes sociales, los medios de comunicación tradicionales se hacen eco del hecho, y van pasando los días y el consuelo no llega.

Dice la destacada analista de la comunicación y la cultura, y Directora de Posgrados de la Universidad Centroamericana, Amparo Marroquín:

«Puede que sea sintomático que la Iglesia católica se aleje de un arte y unas imágenes que han identificado este país y su gente durante muchos años. Tampoco es este el único caso de destrucción de un espacio material considerado patrimonio, en este país son muchas las instituciones que contribuyen al cambio del paisaje y a quienes la noción de conservación del pasado y la memoria les puede parecer interesante, siempre y cuando no se obstaculice esa noción de desarrollo y progreso que pasa por la destrucción de muchos cimientos. Por feos, por antiguos, por innecesarios, por inciertos.

El antropólogo Néstor García Canclini señala en uno de sus últimos libros, La sociedad sin relato, que el arte es ahora el lugar de la inminencia, de las revelaciones que se producen, y en estos tiempos globales, ya no hay una única narrativa que convoque. La misma noción de patrimonio cultural, dirá, es profundamente discutible. Si no hay un único relato cohesionador, ¿hay entonces un arte que sea disidencia? García Canclini señala que sí y analiza las propuestas de León Ferrari y Cildo Meireles, donde el arte cuestiona meta relatos como la globalización misma y la religión». (Érase una vez… cetadral).

La escritora e investigadora de la historia, Elena Salamanca, riposta a quienes argumentan que la obra de Llort no “combinaba” con el “estilo” de Catedral (que ha sido uno de los argumentos):

“La catedral por fuera tampoco tiene mucha consonancia con su entorno y la realidad del país.  En el costado derecho, el viernes por la tarde, cuando terminó la remoción de los azulejos –todavía no encuentro un verbo exacto para describir lo sucedido-, había una quinceañera en suntuoso vestido verde neón, con corset de pedrería bordada, listón que ataba el cuerpo y una falda de vuelos que parecía miles de bolsas plásticas verdes pegadas. Iba acompañada por sus damas de honor, el camarógrafo que registraba sus movimientos gráciles y sus familiares, la mayoría de mujeres enfundadas en tacones altos y vestidos pegados y llenos de lentejuelas, doradas y plateadas.Enfrente, en la Plaza Cívica, el ruido esquizoide de los vendedores ambulantes y las ventas de ropa de fin de año, los cohetes, la comida y las cachadas.

Justo en el portón principal, que estaba cerrado, un borracho con el rostro desfigurado pedía limosna. Y frente al borracho, un hombre pequeño y viejocolocaba una pesa. Una báscula. Justo en la entrada principal del recinto sacro. “15 centavos su peso, 15 centavos su peso”, gritaba.

Y al otro costado, al izquierdo, dos indigentes oscuros de costra se acomodaban para dormir en la entrada de esa ala, y a un lado, adentro del parqueo, había un gallo amarrado a una baranda”. (Pedazos de catedral).

Dice Beatriz Cortez, profesora de la Universidad de Northridge en Los Angeles y directora del Centro de Investigación en Estudios Centroamericanos:

Detalle del mural-mosaico de Llort. Fotografía de Jorge Mejía Peralta.

“Con tristeza he visto atónita las fotografías de innumerables mosaicos hechos pedazos y he leído incrédula la noticia de la destrucción del mural del artista salvadoreño Fernando Llort en un acto de desprecio y arrogancia por parte de la Iglesia Católica. Este acto tan irrespetuoso para con el arte salvadoreño ha generado un diálogo necesario sobre el valor del arte en el país, y un espacio para reflexionar sobre lo ocurrido. Pero no es un diálogo fácil de mantener pues hay personas cuyos comentarios recuerdan una época hace mucho tiempo pasada en que a la Iglesia Católica no se le cuestionaba. Era un momento antes de Vaticano II, antes de que la Iglesia se diera cuenta de que no podía mantener su afiliación a dictaduras militares y al estatus quo en un contexto de opresión, tortura, explotación y pobreza extrema. Pero ese tiempo ya pasó y ahora la Iglesia Católica intenta mantener sus números en el continente que genera aproximadamente la mitad de católicos del mundo pero que también se caracteriza por una marcada disminución de fieles.

Y continúa Cortéz:

“Pero más significativo aún es el hecho de que este mural representaba un símbolo de los acuerdos de paz y que ha sido destruido justo cuando estamos dos semanas de conmemorar el vigésimo aniversario de estos acuerdos. Esta imagen de los mosaicos hechos pedazos sobre las gradas de catedral evoca otra todavía más terrible, una imagen que quienes vivimos la guerra en este país llevamos presente: la imagen de una muchedumbre hecha pedazos en estas mismas graderías de catedral. Y con estas dos imágenes enfrentamos la conmemoración del vigésimo aniversario de los acuerdos de paz”. (Un mural hecho ripio).

Expresa el poeta Ricardo Lindo:

“Comentando la destrucción de la fachada de Llort, mi anciana tía Margot de Altschul comentó que el Papa Paulo VI estaba rodeado de arte moderno. Cuando alguien se sorprendió de su gusto respondió: “También Julio II estaba rodeado de arte moderno”. Julio II  fue quien encomendó la pintura de la Capilla Sixtina a Miguel Ángel Buonarrotti.

Cuando, tras décadas y décadas de estar exprimiendo a la feligresía para “terminar la catedral” los trabajos llegaron a su fin, el arzobispo anterior trajo a un español que pintó en el interior de la cúpula reproducciones edulcoradas, estampitas gigantes que  son copia de la obra de los grandes artistas españoles de la Edad de Oro. La idea de los personajes viéndonos desde arriba de un balcón viene de un artista posterior, de don Francisco de Goya y Lucientes en la Ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid. Inútil decir que no tienen los de aquí ni remotamente la fuerza extraordinaria de los de Goya. Como sea, la Iglesia ignoró a artistas salvadoreños de la talla de Carlos Cañas, de Negra Álvarez, de Rosa Mena Valenzuela, de Licry Bicard…

Cuando el arzobispo Escobar Alas hizo remodelar la cripta de catedral, dando a Monseñor Romero una espléndida tumba, obra de un escultor italiano, y exponiendo el bellísimo Vía Crucis monumental del pintor salvadoreño Luis Lazo, despertó mi simpatía. Ahora ha destruido una obra que demostraba palpablemente que la iconografía de Llort, que el mundo aprecia, es nativa de nuestro suelo. ¿Qué le hemos hecho, señor Escobar Alas, los salvadoreños a la Iglesia, para que nos trate tan miserablemente? Vayan desde aquí mis condolencias a Fernando Llort, querido y admirado amigo”. (El mural de Llort).

Escribe Manlio Argueta, reconocido escritor salvadoreño, en su muro del Facebook:

“He visto las fotos, impresionante. En verdad no son murales, y y no fue quitado, fue destruido. Lo tenía frente a mis ojos todos los dias desde el ventanal de mi oficina, donde llegan extranjeros de visita y me piden tomar fotos del mural. Las visitas ahora seguirán llegando para contemplar el acto de vandalismo. Algunos poetas de California me piden si les puedo conseguir aunque sea un pedazo de los despojos. Ni siquiera se lo permitieron al hijo de F .Llort. Necesitamos un rasgo de sensibilidad ante la violencia precisamente en esa misma calle del Centro Histórico, violencia contra las personas, y ahora violencia contra una obra de arte. Pienso que es momento de recordar una posición indignada de Alvaro Menen Desleal (QEPD) sobre la arquitectura de Catedral, está relacionado aunque él se refiere a toda la construcción. Se me salen las salen las lágrimas cuando escribo estas lineas. La sensibilidad es educacion, es cultivo. La insensibilidad es madre de la violencia”.

Se debate el calificativo de lo que significa este hecho. Se dice machacar, quitar, borrar, despreciar, demoler, destruir, remozar, limpiar, redecorar… Quizá en el mismo hecho de no saber y poder nombrar la destrucción del mural se encuentra un problema seminal de la cultura moderna salvadoreña. A mí no se me ocurre otra palabra más que barbarie.

Desde un punto de vista teológico podría entenderse que la destrucción del mural como un pecado contra la comunidad cristiana que acude a ese templo a los oficios religiosos y a encontrarse con Dios. es decir, se ha casuado un daño que ha provocado mucho dolor en esa comunidad. Y ese dolor se está expresando de muchas maneras.

En consecuencia, Monseñor Escobar Alas y demás autoridades deben actuar según prescribe la misma santa madre iglesia cuando se comete un pecado: confesión del mismo, manifestar dolor de corazón, expresar propósito de enmienda (en una misa de desagravio con la comunidad cristiana) y reparar el daño causado…

* Estoy siguiendo la movilización popular desde el muro El Ojo de Adrián que gestiona la artista salvadoreña Mayra Barraza y donde se puede firmar la carta de apoyo

* Las actualizaciones del tema las encuentran en el sitio Autores de Centroamérica que gestiona el poeta Miguel Huezo-Mixco.

  1. […] En segundo lugar de éxito de artículo publicado está el de “La armonía de mi pueblo hecha añicos”, que publiqué cuando destruyeron el mural que adornaba la Catedral de San Salvador. Ahí sí que […]

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  2. […] En segundo lugar de éxito de artículo publicado está el de “La armonía de mi pueblo hecha añicos”, que publiqué cuando destruyeron el mural que adornaba la Catedral de San Salvador. Ahí sí que […]

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  3. Como arquitecto y ser humano me sorprende de sobremanera las opiniones a favor de la destrucción de esta obra, pero hay que entender que tan dueño es uno de sus opiniones como de su aspiración estética. A mi me encanta como lucía, era ni mas ni menos una expresión de mestizaje artístico-arquitectónico. Que bueno que hay países en latinoamérica como Brasil que si se revelan contra el «status quo» en las artes y ha creado sus propios lenguajes de comunicación. En el documental biográfico «La vida es un soplo»Niemeyer hablaba de aquellos clientes que le encargaban casas de estilos importados de europa y el les proponía arquitectura vanguardistas, estos pequeños grandes pasos en la lucha creativa contra los estándares estéticos impuestos ha puesto progresivamente en alto el nombre de países como este. Mas allá del paragustosloscolores quisiera identificar que es mas mío ¿Iglesia del Gesú o catedral de Pampulha? ¿Iconografias de angelitos o un mural como el que destruyeron? Debemos enorgullecernos de los que dan buen nombre a la cultura, los que no copian, los que reinventan, los que nos sorprenden, los que sí aportan. Me sumo a tu clamor Mildred. Saludos.

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    • Y me sumo a tus preguntas, Julio. Y a tus ideas, a esa gente es a la que hay apoyar, a los que reinventan, sorprenden. Gracias por venir al blog, me habría gustado contactarte antes para integrarte al post con la opinión de un arquitecto.

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  4. A mi me gustaría saber si fue la misma iglesia quien autorizó la construcción del mural. Imagino que así fue, de modo qué como se explica el cambio de opinión acerca de su existencia?
    Gracias por la información.
    A propósito de catedrales centroamericanas, dicen que aquí se usarán las ruinas de la catedral de Managua para la coronación, perdón, toma de posesión del Sr. Ortega. Qué cosas!

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  5. Un saludo desde Puerto Rico.

    En mi islita hubo un episodio similar cuando varias mujeres quisieron hae un mural en la capital y las arrestaron. Ellas solo querían pintar un mural contra el abuso a las mujeres y precisamente las autoridades cometieron el abuso de cortarles la libertad de expresión.

    Adelante y éxito.

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  6. Gracias a Dios destruyeron eso. En primer lugar, como se les ocurre poner una cosa tan fea en la fachada, y como es posible que haya tanta gente con PESIMO GUSTO en el mundo, defendiendo tal bazofia! Con razon el salvador es un pais tan atrasado!

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  7. Que triste, soy católica y me averguenzo en este momento, un monumento a la paz de nuestro país destruido… solo dire una cosa con sangre y cabeza fria, la catedral expresa lo que los salvadoreños en su gran mayoria son: INDEFINIDOS.

    Si, el mural hacía parecer toalla a la catedral.
    Si, cuando te pierdes en el centro era la forma de saber donde estas.
    Si, ahora es otro edificio más de una masa de edificios incipidos.

    Arte arquitéctonica se supone que gótica española con retoques italianos, arabescos, salvadoreños, tiene de todos y no es nada, eso es, y ahora eliminan lo salvadoreño, quedo en duda, ¿qué quieren decir que somos ahora?
    La catedral nos representa… ¿la catedral nos representa?… ¿a quien representa nuestra tan llamada catedral?
    Solo falta que le tallen un tío Sam para que representen los que han oprimido a El Salvador en todas las épocas.

    Monseñor, se lo diria a la cara si pudiera, y lo dire como joven: que cagada, se cago en nosotros monseñor

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  8. Muy buena descripcion de lo que nos ha pasado a los salvadoreños/as mi estimada, si al final no se trata que les gustara o no es que el respeto al artista nacional se denota en la manera en que se domolio el mosaico, si es que solo le metieron cincel y martillo, al final si realmente la iglesia lo que queria era remover ya que no podia restaurar que le costaba buscar al artista y decirle «no lo podemos retocar» o «tenemos orden de removerlo nos ayuda» y el artista hubiera hecho la remosion pieza a pieza sin dañarlas para colocar su obra en otro sitio…… Es como si la copia manuscrita de un libro fuera tirada al fuego solo porque la cubierta del libro se ve descolorida……. y la decision la tomo el bibliotecario y no el autor……. una falta de respeto total.-

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  9. Espero que lo que pongan se vea mejor que lo anterior, que honestamente , se veia HORRIBLE.

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