Por Mildred Largaespada
Sobre un tejado
en medio de una guerra
una novela de Julio Cortázar te salva la vida
leyendo Rayuela decidís que el mundo no puede ser tan feo como lo mirabas
como querían que lo vieras
— Anjá —decís y enrollás tus piernas de trapo. Sujetás el libro— así que esto es la trans gre sión.
— El que más me gusta es 62 modelo para armar -dice la poeta rivense, y cuenta y disecciona un párrafo.
— Final del juego -contesta él, y bebe otro trago acomodándose a lo largo, romano.
Los disparos suenan en las montañas, matando gente joven
Nunca llega la abundancia prometida
a las casas de las niñas y los niños que tienen hambre
solo la sangre en las libretas de periodistas.
Estás sola, como las gatas que duermen en el tejado vecino
por eso creés que todo es verdad
— Sí, parece gente real, son personajes de ficción reales
— ¿Qué es un castillo sangriento?
— Dicen que es un postre.
— «Amalar el noema», será nuestro nuevo verbo, viste.
Vámonos.
Bajamos por la escalera de madera
para subir la noche siguiente
todas las— noches
hasta que la guerra termine


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